domingo, 12 de dezembro de 2010


Ramallets 


Cuando habla un sabio futbolístico como Antoni Ramallets, se hace el silencio. Estaba a un metro Salvador Sadurní comparando los guantes de lana que tiene cedidos al Museu con los de última generación de látex que Víctor Valdés renueva cada cuatro partidos. Y alzó la voz. "Pues yo siempre jugué sin guantes", recordó Ramallets antes de relatar una anécdota deliciosa: "Acabábamos de ganar en Maracaná a Inglaterra en el Mundial-50 con el gol de Zarra y se me acercó Bert Williams, el portero inglés. '¿Nos cambiamos los guantes?', me preguntó. Y levanté mis manos totalmente libres. 'Yo juego sin nada', le respondí. Y se marchó con sus guantes". Sus sucesores en la inmensa y siempre peligrosa portería del Camp Nou le acompañaron en su entrañable sonrisa en un ambiente de complicidad bajo los palos donde un sinfín de vivencias les convirtió en muros casi inmunes a la presión.

Antes de que Valdés regalara sus guantes a Ramallets, se inició una tertulia sobre la dura profesión de portero. "Ahora, si el balón está un poco mojado, es más fácil que se te enganche a los guantes", señaló Víctor, que oyó de boca de Sadurní cómo se las ingeniaba para atajar el cuero años antes de que pudiera estrenar los primeros guantes: "Nos escupíamos en las manos y en marcha. Con eso ya nos las apañábamos para atajar la pelota". Y de ahí se pasó al dilema de blocar o despejar de puños los balones altos. Pello Artola incidió en que "ahora cada vez hay más porteros que envían el balón lejos juntando los puños para evitarse problemas y se ve como una demostración de poderío". Valdés abundó: "Pues a veces es más difícil blocar el balón cuando te viene tan alto y de tan lejos". "Y no se valora tanto", concluyó Artola.

Con el vetusto esférico del 6-0 al Valencia de la Liga 1958-59 firmado por Ramallets tras mantener el marco a cero, una de las infinitas joyas del Museu, uno de la época de Zubizarreta y otro de la temporada en curso, Valdés rememoró lo envenenado queera el polémico Jabulani en el último Mundial a diferencia del de la Liga. Zubi no tenía queja y sólo se acordaba del Jalisco en México-86. "La altura lo hacía un poco más imprevisible pero tardamos poco en acostumbrarnos", decía el vasco, que llegó a jugar contra Artola pero nunca se intercambió la camiseta: "Si lo hacíamos, nos quedábamos sin jersey". "Ahora tenemos dos por partido", terció Valdés.

Y entre foto y foto, Sadurní echó la vista hacia atrás perdiéndose en la Tercera Gradería. "Cuando yo jugaba no estaba construida (se hizo para el Mundial'82) y el Camp Nou ya era impresionante. Nunca olvidaré un partido contra el Zaragoza. El balón me venía raso y flojito y me pasó por debajo de las piernas aquí, en el Gol Nord. Me llevé las manos a la cabeza y pensé: 'Tierra, trágame'. Pero me aplaudió todo el campo. Me dieron toda la ayuda que necesitaba. Era un público frío pero muy agradecido". Como agradecido a Valdés está el Camp Nou. Cada día más.

No El Mundo Deportivo, (10-jan), encontrei essa mini-reportagem com Ramallets. A história que ele conta de Espanha x Inglaterra no Maracanã, 1950, é antológica. Não tinha luvas para trocar com o goleiro da Inglaterra, o Bert Williams.
(Enviado por Lucídio José de Oliveira)

Um comentário:

Adalberto Day disse...

Belo achado Valdir
Um belo texto sobre jogo da copa do mundo de 1950.
Parabéns
Adalberto Day cientista social e pesquisador da história